lunes, 9 de mayo de 2011

Datura Folk 2011, un festival mágico y repleto de emociones aunque no asistiera todo el mundo

La segunda edición del Datura Folk 2011 se celebró el fin de semana del 6 y 7 de mayo de 2011 dejando tras de si un amplio abanico de sensaciones gracias a un cartel excelente donde estuvieron presentes casi todas las posibles combinaciones de la música folk imaginativa. Las dos noches, bien sea la más eléctrica como la más acústica, consiguieron emocionar a los presentes con actuaciones memorables donde los grupos y solistas lo dieron todo en el escenario y eso que algunos no contaron con el calor del público al que le costó, una vez más, tener claro el concepto de puntualidad. Supongo que cada uno de los que tuvimos el enorme placer de presenciar los directos, guardaremos una visión clara y subjetiva de lo acontecido así que, sin otro ánimo que el de compartir sensaciones con todos vosotros, voy a tratar de explicar a continuación mis impresiones personales. Pero no todas, porque algunas de ellas me resultan tan entrañables, y por tanto difíciles de relatar, que prefiero no correr el riesgo de deslucirlas con palabras imprecisas.  


Steven Munar ad The Miracle Band
Empezó el festival el viernes día 6 con la actuación de Steven Munar acompañado con su banda The Miracle Band. Su concierto fue intenso pese a no tener todo el público que bien merecía y que siempre enaltece el ánimo del artista. Sobre el escenario de la Matisse valenciana cantó este gran artista, con una extraordinaria profesionalidad capaz de presentar su obra con la misma intensidad ante una veintena de personas como frente a un auditorio de centenares de espectadores. Interpretó las canciones de su último álbum  “The Language Of The Birds” editado en 2010 y presentó otras de su próximo trabajo "Break the Rules" que saldrá en los próximos meses de este 2011. Entre cánticos que contagiaban el entusiasmo, también se pudieron disfrutar momentos muy dulces gracias a ese lenguaje peculiar en el que el country, el folk y el pop encuentran un nexo de unión para procurarnos pasajes amplios e intensos. Un compendio de poesía con mensaje social y una música convincente que confirma a este artista como uno de los más honestos y creativos del panorama actual.

Tórtel
Tórtel fueron el siguiente grupo y actuaron con formación de trío: dos guitarras más una  semi batería. Las canciones de Tórtel discurren a medio camino entre el folk intimista y la vitalidad de un pop “Indie” maduro y bien razonado. Con sus dos guitarras, una eléctrica y otra acústica, acompañados de una percusión muy bien estructurada, consiguieron trasmitir un mensaje, en ocasiones, enérgico y en otras, delicado. Cantó en la mayoría de temas Jorge Pérez y los efectos, más desarrollos rítmicos eléctricos, corrieron a cargo de Joaquín Pascual sustentados ambos por un económico pero muy efectivo baterista, Rafa Estrela.  Tórtel es una propuesta que tiene su público fiel heredado de las bandas de sus componentes, (Surfin´Bichos, Mercromina, Travolta,  Ciudadano, o Maderita)  y que estoy convencido que llegarán a aumentar su repercusión a medida que su capacidad creativa sea más conocida gracias al circuito de los grandes  festivales sustentados por los medios especializados en pop rock  independiente. Interpretaron temas de su primer álbum “Lugar nuevo”,  de 2009, y canciones nuevas del próximo que concibieron en Ayora, pueblo de Joaquín donde pasaron unos días componiendo su nuevo trabajo en donde ensalzan el papel de los cantantes y adaptan musicalmente sentimientos y conceptos sobre la amistad o el amor inspirados por la mitología del entorno de ese municipio de Valencia, limítrofe con Albacete. Como anécdota cabe destacar que es la primera vez que veía a un cantante de folk tirarse al suelo de rodillas en plena actuación tocando su guitarra acústica, motivado por la fiereza interpretativa del tema.

Hola a todo el mundo
La siguiente actuación corrió a cargo de los esperados, aunque menos de lo que suponía, Hola a todo el Mundo que aparecieron en el escenario vestidos con capas llamativas,  la cara pintada, purpurinas, botas de cowboy con flecos y colores chillones más un extenso muestrario de instrumentos de percusión, eléctricos, acústicos, banjo, guitarras, flauta, violín, teclados, acordeón, efectos, etc… Gustaron mucho, y no sólo a sus fans sino también a aquellos que acudieron al concierto con escasas referencias sobre su trayectoria que podríamos situar a medio camino entre el folk y el “Indie”. Dos panoramas musicales entremezclados con la ayuda de extraordinarios juegos psicodélicos que recuperaban el espíritu de finales de los sesenta de ese sonido West Coast californiano. Hola a todo el mundo dominan las armonías y los coros vocales a la perfección pero pierden intensidad, en ocasiones, con arreglos un tanto minimalistas. Las canciones de su primer Lp entusiasmaron a la audiencia y las nuevas, consiguieron nuevos adeptos a su causa que no es otra que recuperar la música psicodélica de grupos como la Incredible String Band o los Jefferson Airplane para actualizarlos con planteamientos actuales de pop “Indie”. En el escenario se les vio seguros de su proyecto aunque en ocasiones complicaron sus interpretaciones con demasiados efectos sonoros y detalles instrumentales probablemente prescindibles. El concierto de Hola a todo el Mundo cerró la primera noche del Datura con un comentario unánime ciertamente positivo para calificar cada una de las tres propuestas eléctricas. La audiencia no fue la esperada cuantitativamente y se hace difícil de entender las razones que lo motivaron. Tiempo habrá para analizarlo detenidamente y tomar las decisiones oportunas para conseguir, si eso es posible, atraer a más público porque convencerle que la música necesita de espectadores para sobrevivir, es una tarea ardua a más largo, y casi me atrevería a decir imposible, plazo. 

Manolo Tarancón
Y si la primera velada satisfizo al público presente pero dejó un tanto preocupada a esa  organización que esperaba más repercusión, la segunda, con sus propuestas acústicas, siguió con poca entrada pero tuvo como poco el mismo nivel elevado de la primera. Los que allí estuvimos vamos a recordarla por lo extraordinaria y mágica que llegó a ser gracias a cada una de las tres propuestas presentadas a cuál mejor y más intensa. Una vez más las dudas por la hora y la falta de puntualidad deslucieron, en cuanto a número de espectadores, a un enternecedor Manolo Tarancón que tras haberse encargado de la parte musical de la organización del festival desde primera hora de la mañana, aún tuvo fuerzas y el temple necesario para subirse al escenario con guitarra y armónica para abrir la noche con sus elegías sencillas pero tremendamente comunicativas y emocionantes. Sonaron sus “Horas vacías”, nos explicó alguno de sus recuerdos y nos dio algunas pistas, muy emocionantes, de su próximo álbum en el que ya está trabajando y que muy pronto empezará a tomar forma para salir al mercado discográfico. El microcosmos de Manolo encantó a los que le escuchamos interpretar  canciones, conmovidos por sus letras y en sepulcral silencio con el corazón en un puño recordando nuestras propias vidas a medida que él lo hacía con la suya propia. 
 
Tras su actuación se subió al escenario un inconmensurable Bob Theil que empezó su concierto en solitario, con su guitarra de doce cuerdas, tocando temas recientes, algunos pertenecientes a sus conocidas sesiones de Ghent, y arropado por esa guitarra que llenaba cada uno de sus rincones de la sala. Canción tras canción, Bob demostró con creces su leyenda de gran cantautor y trovador escocés. Una excelente persona que no solo entusiasmó al público presente, que en su mayoría sabían más bien poco de su carrera artística, sino también a aquellos que tuvieron el enorme placer de conocerle en persona. Entre esos privilegiados, estuvieron los dos músicos valencianos que le acompañaron, dos grandes instrumentistas como son Heri de los Pataconas a la guitarra y Lluís de los Radiadores al bajo acústico. Con esa formación de trío, Bob Theil repasó algunos de los temas de su mítico Lp “So Far”. 


Bob Theil
Aquí vale la pena destacar dos aspectos importantes que son: Bob Theil hacía  muchos años que no tocaba las canciones de su Lp “So far”  y si lo hizo fue para contentar a sus fans más fieles que tienen, con razón, a ese álbum en lo más alto de los altares del folk psicodélico de todos los tiempos. El segundo aspecto a tener en cuenta es que los dos músicos que le acompañaron habían ensayado con Bob esos temas solo un par de días antes y, sorprendentemente, no solo consiguieron cumplir muy bien con el papel asignado sino que llegaron incluso a interactuar con Bob de tal manera que nos ofrecieron pasajes acústicos memorables. Bob entusiasmó con los detalles, con su gran voz, con su poderosa guitarra, con sus idas y venidas por las octavas, con sus finales instrumentales perdiéndose por la inmensidad de la mente, por muchas cosas que dejaron a más de uno y una, completamente anonadados tras escucharle por primera vez en su vida.


Alondra Bentley
Esa sensación de plenitud existencial, que parecía casi insuperable, acabó siendo un preámbulo, eso sí de lujo, del último concierto de la noche a cargo de una maravillosa Alondra Bentley acompañada también por dos excelentes músicos, Caio Bellvesser tocando contrabajo, piano, más Xema Fuertes guitarras, banjo y piano. Si tuviera que adjetivar su actuación con una sola palabra, convencido que coincidiría con una mayoría de público, esta sería, sin duda, la de genial. Alondra Bentley tiene una voz prodigiosa y toca la guitarra con una delicadeza extraordinaria. El resultado es tan sensual que hasta el susurro de contar para marcar el tempo y dar entrada a las canciones es encantador. Con ello consigue llegar a los corazones del público con una facilidad que acaba siendo  íntima y muy personal, tanto que puedes llegar a creer que toca solo para ti aunque estés rodeado de otras tantas personas que escuchando seguro que piensan lo mismo que tú.

A esa gran belleza sonora tan bien definida y dirigida por Alondra, se suman un par de músicos que tocaron sus instrumentos con enorme solvencia y que aportaron unos coros extraordinarios, tan afinados que parecían grabados,  jugando con octaves graves para contagiar la dulzura de Alondra de un toque sensacional y casi épico. El resultado es estremecedor y os aseguro que pone los pelos como escarpias. Alondra cantó temas de su aclamado primer Lp, "Ashfield Avenue, y presentó algunos del próximo. Alguno de esos temas incluso lo estrenaban en directo. En esas canciones estaban presentes el recuerdo de su madre, coleccionista como ella de pequeñas cosas, o la primavera que, según nos explicó, trae consigo un consumo inevitable de dulces y licores. Entre las anécdotas que nos contó una Alondra cariñosa con su público al que se dirigió en todo momento con una elegancia británica impecable, destacó una que tenía como protagonista al propio organizador del evento, Víctor Monterey. Según nos contó Alondra, a principios de la década de los dos mil estuvo en Valencia acompañada de una amiga en un concierto de los Coronas en la sala Wah Wah. Entre sus costumbres estaba la de llevarse una libreta donde dibujaba y uno de los bocetos de esa noche fue la cara del mencionado Víctor, que le llamó la atención sin que éste supiera que le habían dibujado, hasta todos estos años después.   

Alondra con su público
Como he dicho antes y a modo de insistencia porque las palabras acaban siendo meras aproximaciones al relato emotivo  de la existencia, la segunda noche del Datura Folk fue mágica, repleta de momentos inolvidables y verdaderamente preciosos como cuando Alondra se bajó del escenario y con su guitarra acústica cantó una canción, sin amplificación, rodeada del público a un escaso palmo de distancia de los presentes; o los curiosos fallos técnicos que se produjeron justo al final, tanto de la actuación de Alondra como la de Bob. Problemas eléctricos para demostrar que hasta  los aparatos se negaban a que acabara el concierto de ambos.

Sin pega alguna que valga la pena mencionar, el Datura Folk 2011 nos procuraba grandes emociones nacidas de pequeños e intensos detalles. Estoy seguro que somos muchos los que las guardaremos en nuestra memoria y en nuestro corazón por mucho tiempo. Por mi parte, me gustaría que ese recuerdo estuviera bien vivo al menos hasta la próxima edición del Datura en la que estoy convencido que nuevas propuestas reclamarán mi atención para hacerse hueco en mi cada vez más torpe memoria. Sin embargo, vista la respuesta de público hasta el más entusiasta se vería obligado a plantearse la situación y llegar a la conclusión que quizá no vale la pena hacer realidad los sueños si al final no puedes compartirlos con suficiente gente como para que no acaben siendo pesadillas para los bolsillos.

Para finalizar con esta reseña, quiero manifestar mi agradecimiento a todos aquellos con los que, durante este fin de semana del Datura, he compartido este par de días tan emocionantes y en especial a su máximo responsable, Víctor Monterey por su amabilidad y excelente criterio musical. Es difícil asistir hoy en día a festivales que ofrezcan un cartel sin concesiones a ese público movido por los éxitos del verano, o motivado por la borrachera de camping. No es habitual encontrar eventos de fin de semana que sean íntegros y que no se vean obligados a compensar devociones musicales con obligaciones económicas para que al final no se pierda demasiado dinero con la organización.


Datura Folk no es nada de todo eso y en su segunda edición ha conseguido demostrar a todo el mundo que existe el folk más allá de modas pasajeras y propuestas repetitivas como las que nacen y se deshacen cada día en algunos despachos de multinacionales en busca de ese nuevo prodigio de voz dulce, cara bonita y arpegios de guitarra para acampadas con irreverentes efectos electrónicos. Este festival es el sueño de su organizador que, con la ayuda de sus amigos, hace posible que todos seamos un poco más felices y encima lo consigue con propuestas tan entrañables como creativas.

Esperemos que tenga continuación y que al año que viene todos seamos un poco más conscientes de que las plantas Datura necesitan de nuestra presencia para procurarles un cuidado sencillo pero imprescindible con el objetivo de seguir sobreviviendo en este desierto de crisis y desilusión con el que nos han castigado a malvivir los mismos especuladores de siempre. Mientras ese día no llegue, me refiero al de una nueva edición del Datura y no al del fin de la crisis que se me antoja mucho más lejano, nos queda la posibilidad de cerrar los ojos y recordar estos maravillosos momentos, que ya son historia, escuchando la imprescindible música de sus protagonistas.       

Nota: para más información sobre los grupos y solistas del Datura Folk 2011 puedes entrar en nuestro apartado de festivales y releer nuestro reportaje previo aquí. 

2 comentarios:

  1. Vaya pedazo de crónica has hecho, Álex, lo has descrito tan bien que parece que he estado allí :)
    Pat.

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  2. Oh!, gracias Pat, eres muy amable... Fue muy bonito, de verdad.

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